Marcos (Juan)


Autor tradicional del segundo evangelio, aparentemente judío y nativo de Jerusalén. 

Su nombre hebreo era el yoµh\aµnaµn veterotestamentario, "Yahvéh ha mostrado gracia" (2 R. 25.23, etc.), abreviado en castellano al conocido "Juan". La razón por la cual adoptó el nombre latín "Marcos" es incierta; a veces, cuando las familias judías que habían sido capturadas y hechas esclavas en la guerra eran puestas en libertad, tomaban como "libertos" el nombre de la familia romana a la que habían pertenecido. Pero es poco probable que este sea el caso, especialmente desde el momento en que Marcos es nombre de pila y no apellido. No era extraño que los judíos del siglo I tuvieran un nombre griego o romano, además del nombre hebreo, "en lo religioso"; véase Hch. 1.23 para otro caso de un "apellido", también de origen latín y no griego El mismo fenómeno se da actualmente entre los judíos. Si su primitivo sobrenombre de kolobodaktylos, ‘dedos tocones’, es una tradición genuina (véase el prólogo antimarcionita a Marcos que data de las postrimerías del sihlo II, que es el indicio más antiguo de ella), podría referirse a una peculiaridad física del autor, o a ciertas extrañas características de estilo de su evangelio que no han podido solucionar los críticos de todas las épocas. También puede ser, sin embargo, sólo una conjetura posterior provocada por la confusión de su nombre, "Marcos", con el adjetivo latín mancus, ‘mutilado’.

La Escritura ofrece claras pruebas sobre su familia, y también hay algunas conjeturas de diferentes grados de probabilidad. Su madre, llamada María, era parienta de Bernabé (Col. 4.10), el acaudalado levita de Chipre que poseía tierras (Hch. 4.36) y que, sea cual fuere su país de origen, residía en Jerusalén en los días de los capítulos iniciales del libro de Hechos. Parecería que María también era mujer de fortuna y posición, al mismo tiempo que cristiana. Por cierto que su casa era lo suficientemente grande como para albergar a un cierto número de personas; tenía por lo menos una sirvienta, y su casa se usó como lugar de reunión de la iglesia apostólica incluso en épocas de persecución (Hch. 12.12). Es significativo que Pedro, que acababa de ser liberado de la prisión, no dudara acerca del lugar en que encontraría reunidos a los cristianos. En ninguna parte de la Escritura se menciona al padre de Juan Marcos; y dado que en Hch. 12.12 se habla de la casa de María se ha inferido, quizás correctamente, que en esa época ya habría muerto, y que, por lo tanto, María era viuda. Tampoco hay referencias primitivas seguras con respecto al mismo Juan Marcos, aunque generalmente se considera que el joven de Mr. 14.51, que se salvó huyendo ignominiosamente, era Marcos (¿Estaría durmiendo en una cabaña en la propiedad de la familia, cuidando la fruta?) No resultaba conveniente, por razones de seguridad, ni se acostumbraba, que el autor mencionara su propio nombre en tales circunstancias (Jn. 21.24 para un caso de anonimato deliberado similar). Menos probable, ya que también depende en parte de la identificación provisional que se acaba de ofrecer, es la teoría de que la última cena de Mr. 14 tuvo lugar, en realidad, en la casa de Juan Marcos; en ese caso el misterioso "señor de la casa" del vv. 14, que les mostró el aposento, puede haber sido el padre de Juan Marcos, que en ese caso todavía vivía, aunque debió morir antes de la fecha de Hch. 12.12.


Aparentemente Juan Marcos se quedó en su casa hasta que Pablo y Bernabé, que volvían de una misión de ayuda a Jerusalén (Hch. 12.25), lo llevaron a Antioquía. Cuando ambos partieron hacia Chipre en el primer viaje misionero, algún tiempo después, los acompañó e hizo de ayudante de ambos, que eran mayores que él (Hch. 13.5). Cuando el grupo llegó a Perge, en Asia Menor, Juan Marcos los abandonó y volvió a Jerusalén (Hch. 13.13), mientras Pablo y Bernabé continuaban el viaje solos. Aparentemente Pablo lo consideró como deserción, por lo que cuando Bernabé sugirió a Marcos como compañero para el segundo viaje, lo rechazó inmediatamente (Hch. 15.38). La actitud de estos hombres hacia Juan Marcos no fue dictada por el capricho, en ninguno de los dos casos, sino que se basó en cuestiones de principio (Hch. 9.27 y 11.25 para comprender el carácter de Bernabé), de modo que era inevitable que se separaran, por lo que Bernabé llevó a Marcos a Chipre y Pablo continuó en compañía de Silas.


Después de esto perdemos de vista a Marcos en Hechos, pero aparece esporádicamente en las epístolas. En la época en que fue escrita Col. 4.10 aparece acompañando a Pablo, encarcelado, presumiblemente en Roma; parecería que Pablo piensa mandarlo en una misión a Colosas, por lo que debe haberlo perdonado, olvidando el pasado. Flm. 24 también lo menciona dentro del mismo grupo apostólico, que incluye a Lucas. En la época en que se escribió 2 Ti. 4.11, Marcos está con Timoteo, pero no se ha producido ninguna división. Probablemente esto significa que Pablo había enviado a Marcos a la misión en Asia Menor que ya hemos mencionado, si es que Timoteo estaba realmente en Éfeso.


En la correspondencia petrina vemos una mención significativa, en 1 P. 5.13, en la que los términos señalan la relación "paternal" entre el discípulo mayor y el menor. Si, como es probable, "Babilonia" en este versículo quiere decir "Roma", en ese caso es posible que la tradición del origen romano del Evangelio de Marcos sea correcta. No hay pruebas a favor de la tradición de que Marcos fundó posteriormente la iglesia en Alejandría. Como "Marcos" era el nombre romano más común, algunos han opinado que las referencias bíblicas tienen que ver con más de una persona. Pero en tales casos la Biblia hace la distinción (por ejemplo Jn. 14.22), de modo que podemos rechazar la objeción.



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