Por qué escuchar es tan importante



Leer | Nehemias 8:9-12 A veces, no damos importancia a ciertas bendiciones. Deténgase y piense cómo sería no poder asistir a nuestra iglesia o no tener acceso a la Biblia. Durante los setenta años del cautiverio en Babilonia, el templo y sus sacrificios no estuvieron al alcance de los israelitas. Por tanto, cuando surgió la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios en Jerusalén, estuvieron dispuestos a hacerlo. Esdras les leyó las promesas del Señor a Abraham y a sus descendientes, los pactos que Dios hizo con la nación de Israel, y los requisitos en cuanto a la fe y la obediencia. Mientras el pueblo escuchaba con corazón arrepentido, se sintieron culpables y lloraron por sus pecados. Pero también sintieron alegría porque estaban de nuevo obedeciendo los mandamientos del Señor. El pueblo confió no solo en la Palabra, sino también en los hombres que explicaban su significado. La Biblia es nuestra fuente de verdad en cuanto al carácter justo de Dios, la naturaleza pecaminosa de la humanidad, y el plan de salvación. En sus páginas descubrimos que el hombre tiene un problema de pecado que no puede resolver por sí mismo, y que la naturaleza justa de Dios exige un pago por la transgresión. La Palabra de Dios nos revela la manera cómo se ejecutó la justicia divina por nuestro pecado; que Cristo murió en nuestro lugar, y por medio de la fe en Él recibimos el perdón y el regalo de la vida eterna. Escuchar bien es esencial, porque la fe viene por oír el mensaje de Dios (Romanos 10:17), y el crecimiento espiritual depende también de prestar atención a lo que Él nos dice. 
Estar atentento es de sabios.





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