Descubren cómo el virus ébola engaña a las defensas del organismo


El patógeno impide que se active las respuesta de un sistema llamado interferón. Para ello, secuestra a una proteína que actúa como mensajera y que se encarga de «dar la alarma»


El ébola entra en contacto con algunas células para inyectar sus genes y conseguir que estas produzcan más virus

 Se sabe que el virus ébola ataca a las células del endotelio, un tejido que rodea a algunos vasos sanguíneos, y que en consecuencia la sangre empieza a fugarse. También que dificulta la activación de la coagulación, y que las plaquetas, una especie de tapón para las heridas, no pueden ponerle remedio a las hemorragias. Ahora, se ha descubierto un nuevo mecanismo que evita que las defensas del organismo protejan al cuerpo del invasor. 

 Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha descubierto que el virus tiene una molécula (la proteína VP24) que impide que el sistema inmune dé la alarma cuando se produce la infección por ébola. 

 «Hemos sabido durante mucho tiempo que la infección por ébola obstruye un importante compuesto inmunológico llamado interferón», ha explicado Gaya Amarasinghe, el líder de la investigación. «Ahora sabemos cómo lo consigue, lo que es un hallazgo que puede guiar el desarrollo de nuevos tratamientos».

 Los resultados han sido publicados este miércoles en la revista «Cell Host & Microbe». Muestran cómo la proteína VP24 del virus ébola está especializada en bloquear la activación del interferón. Esta es una de las defensas del sistema inmune y consiste en un conjunto de proteínas que detectan a los virus y que alertan a las células de defensa, como macrófagos o células asesinas, para que contribuyan en la «batalla», entre otras cosas. Pero, ¿cómo hace esto el virus?

 Matar al mensajero


Las células humanas suelen tener un núcleo en su interior, que es una especie de esfera en la que se encuentra el genoma (el conjunto de los genes). La esfera está separada del exterior por una membrana y por sistemas de transporte que funcionan como puertas. Al modo de un castillo medieval, las puertas «deciden» quién entra o quién no. Y esto es clave porque los genes del interior funcionan como instrucciones que al leerse modulan el funcionamiento de la célula y deciden si vive o muere, si se divide o si comienza a ahorrar energía, por ejemplo. Son básicamente, un sistema de gobierno. 

 El virus ébola tiene una molécula, la proteína VP24, que está especializada en cerrar una de esas puertas. El objetivo es evitar que una molécula muy concreta llegue al núcleo. Esta es STAT1, una especie de mensajero que puede alertar de la presencia del virus. De hecho, cuando STAT1 entra en el núcleo, alerta al gobierno de la presencia del ébola, o mejor dicho, activa la lectura de los genes de forma que se comienzan a producir las proteínas del interferón. Y esto perjudicaría al virus ébola.

 Pero no acaba aquí la treta del virus. Los investigadores han descubierto que en lugar de cerrar todas las puertas, es decir, en lugar de bloquear el transporte de moléculas al núcleo de forma general, el virus se centra en la puerta de STAT1. Esto ocurre porque él mismo necesita usar esas puertas para llegar al sistema de gobierno de la célula y conseguir que esta produzca más virus del ébola.

 Si los investigadores logran entender cómo ocurre este mecanismo, «aparecerán nuevas maneras de derrotar al virus», ha recalcado Chris Basler, una de las investigadoras.

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