Enfermedades más mortíferas que el ébola

,
Más allá del ébola, otras enfermedades están causando estragos en África o algunos países de Latinoamérica

La falta de investigación o de fondos para combatirlas hace que cada año sean miles los niños y adultos que mueren



La actual epidemia de ébola que se extiende ya por cuatro países y se ha cobrado la vida de 1.229 personas y ha infectado a otras 2.240, ha hecho que Occidente vuelva sus ojos hacia una enfermedad a la que apenas prestaba atención. Sin embargo, esta infección no es la única que genera muertes en África, donde hay otras enfermedades terribles que no afectan ni suponen una gran preocupación al mundo desarrollado.

Según cifras de Médicos Sin Fronteras (MSF), entre los años 2000 y 2011, sólo el 3,8% de los nuevos medicamentos aprobados -excluidas las vacunas- se destinaron a estas enfermedades, a pesar de que suponen el 10,5% de la morbilidad mundial. Es muy difícil definir qué es una enfermedad olvidada ya que, debido precisamente al ostracismo al que están condenadas, no hay mucha información sobre ellas y es complicado hacer un ranking sobre cuáles son las enfermedades desatendidas con mayor prevalencia.



En cualquier caso, una de las más presentes y fatales es la malaria, que afecta a 207 millones de personas en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada 30 segundos muere un niño enfermo por esta dolencia en algún rincón del planeta, y casi la mitad de la población -3.400 millones de personas- está en riesgo de padecer esta enfermedad que en 2012 mató a 627.000 personas, principalmente niños menores de cinco años que vivían en países de bajos ingresos.

Otras de las grandes olvidadas es la enfermedad de Chagas, que según cifras de la 'Iniciativa Medicamentos para las Enfermedades Olvidadas' (DNDi, según sus siglas en inglés), afecta a unos ocho millones de personas. Según MSF, mata cada año a 12.500 personas en América Latina. Se contagia a través del insecto de la vinchuca -presente en las casas de las familias más desfavorecidas-, que transmiten el parásito Trypanosoma cruzi . La mayoría de los que contraen la enfermedad presentan algún síntoma en el momento de la infección, pero estos pasan desapercibidos y pueden pasar años hasta que vuelvan a aparecer molestias. De esta forma, muchos de los enfermos no saben que lo están aunque el parásito vaya deteriorando algunos órganos de su cuerpo. Por esa falta de síntomas durante años, los gobiernos de los países endémicos no han priorizado el diagnóstico ni el tratamiento contra el Chagas.

El Kala Azar -oficialmente conocido como Leishmaniasis Visceral(LV)- es una enfermedad tropical desatendida (ETD), de la que cada año se diagnostican unos 300.000 nuevos casos, la mayoría en India, Nepal, Sudán del Sur, Etiopía y Brasil. Se transmite a través de la picadura de un insecto flebotomino, que debilita el sistema inmunitario, y hace que la persona sea más frágil ante otras infecciones. Con un diagnóstico y tratamiento temprano -que varía según la zona- se evita la muerte, pero quienes no sean tratados es casi seguro que fallecerán. Uno de los mayores problemas de esta patología es que está asociada al VIH. Ambas enfermedades -Kala Azar y la infección por VIH- atacan al sistema inmune, e inciden mutuamente en una espiral destructiva. Además, la LV no puede curarse para siempre en los pacientes con VIH: estos tienen más probabilidades de sufrir recaídas y de hacerse más resistentes a los medicamentos en cada una de ellas.

La tripanosomiasis africana, más conocida como enfermedad del sueño, afecta a unas 20.000 personas -es un dato estimado, ya que el diagnóstico es complicado- de 17 países del África Subsahariana, concentrándose la mayoría de casos en la República Democrática del Congo. "Tanto allí como en República Centroafricana, países afectados por conflictos y guerras, hay focos difíciles de controlar" explican desde MSF. Esta enfermedad, que se transmite por la picadura de la mosca tsé-tsé, se da en las zonas más pobres de África, la mayoría áreas rurales en las que la inestabilidad política y la falta de control sanitario dificultan el diagnóstico de esta dolencia que causa graves trastornos neurológicos. El tipo de tratamiento que recibirá el paciente depende de la fase en la que se encuentre la enfermedad. Como en muchas ocasiones, cuanto antes se detecte más fácil será de tratar y mayores serán las probabilidades de curación, pero sin tratamiento, la enfermedad del sueño suele ser mortal.
En climas tropicales y subtropicales

La OMS también incluye en su listado de ETD al dengue, un virus que se transmite por mosquitos de la especie Aedes Aegypti que previamente hayan picado a un individuo enfermo. La organización calcula que cada año se producen entre 50 y 100 millones de infecciones en todo el mundo, especialmente en los climas tropicales y subtropicales. El dengue se caracteriza por producir un importante dolor en las articulaciones y músculos -lo que explica que se conozca como la enfermedad rompe huesos-, inflamación de los ganglios y erupción en la piel. Hay cuatro tipos distintos de dengue, y cuando una persona contrae cualquiera de ellos, si supera la infección, se volverá inmune al virus contraído, pero no a los restantes, por lo que un mismo individuo puede tener hasta cuatro enfermedades por dengue durante toda su vida. Su versión más grave -el dengue hemorrágico- es una complicación potencialmente mortal que afecta principalmente a los niños.

Otra de las patologías clásicas que más se asocian a la pobreza es el cólera, una enfermedad diarreica que, si no se trata, puede causar la muerte en cuestión de horas, lo que acrecienta el carácter potencialmente explosivo de los brotes epidémicos. La OMS calcula que cada año se producen entre tres y cinco millones de casos de cólera en el mundo, causando entre 100.000 y 120.000 defunciones. La causa de la infección es la ingesta de agua o alimentos contaminados por el bacilo Vibrio cholerae. Así, los brotes aparecen especialmente después de un desastre, cuando se trastornan los sistemas de abastecimiento de agua con la llegada de grupos humanos a campamentos deficientes y superpoblados, donde es probable que no todos tengan acceso a agua potable. Es por esto que la presencia de cólera en un lugar se considera un indicador clave en la falta de desarrollo social.

Otra gran olvidada es la tuberculosis, que cada año desarrollan nueve millones de personas, el 95% en países pobres, matando a 1,7 millones de personas. Según MSF, "la rápida expansión de la tuberculosis entre las personas con VIH, junto con la aparición y propagación de cepas resistentes a la mayoría de fármacos efectivos, han conducido a una situación en la que esta enfermedad está cada vez más fuera de control".

Además de estas, existen otras enfermedades con un gran estigma social para quienes la padecen, como la lepra, que aunque en el año 2000 se consiguió su control mundial (lo que supone una prevalencia menor de un caso por cada 10.000 habitantes), sigue registrando nuevos pacientes cada año. Los últimos datos -del año 2012-, hablan de 232.857, en países como India, Brasil o Nigeria. También está el sarampión, que en 2012 causó 122.000 muertes en África, Asia y el Mediterráneo Oriental, lo que supone unas 330 muertes al día. No obstante, gracias a los avances mundiales en vacunación, se ha conseguido reducir las muertes por esta enfermedad un 78% entre los años 2000 y 2012, lo que deja la cifra en mínimos históricos.

Finalmente, no hay que olvidar las enfermedades que en el primer mundo son fácilmente manejables pero que en otros lugares pueden ser una sentencia de muerte: la neumonía es la enfermedad por la que se registran más muertes de niños menores de cinco años en el mundo: un total de 1,1 millones en 2012, según cifras de UNICEF. Por su parte, una simple diarrea puede matar a un niño en muchos países. Concretamente, según cifras de la organización por la infancia, 1.600 murieron cada día en 2012 por esta complicación tan trivial en muchas partes del globo.

Share:

Post Relacionado


Facebook

Facebook comments: