Los últimos versículos de Colosenses parecen tener poca importancia teológica. La mayoría de los nombres de la lista, con excepción de los de Lucas y Marcos, son poco conocidos. Pudiéramos fácilmente saltar estos versículos y pasar a 1 Tesalonicenses. Pero las palabras finales de Pablo a los colosenses contienen el sutil mensaje de que ningún servicio es poco importante.
No es difícil reconocer el maravilloso aporte de Pablo —gran parte del Nuevo Testamento está constituido por sus epístolas inspiradas divinamente. Las personas mencionadas en su misiva a los colosenses parecen insignificantes en comparación, pero el apóstol las consideraba importantes a todas para incluirlas. Por ejemplo, Tíquico, el primer mencionado, tuvo un gran papel —dondequiera que aparece en la Biblia, está haciendo alguna diligencia para Pablo (Hechos 20: 4; Efesios 6: 21; 2 Timoteo 4: 12).
Gracias a este hombre, la epístola a los Colosenses viajó casi 1.300 km a su destino, y luego pasó de iglesia a iglesia para ser leída una y otra vez, y copiada. El trabajo de Tíquico fue importante para la difusión del evangelio; sin su ayuda no habría sido posible que los creyentes de hoy tuviéramos esta valiosa carta.
Tendemos a juzgar los tipos de servicios como importantes o poco importantes, y muy a menudo el orgullo nos impide reconocerlo. Queremos un trabajo grande, impresionante, para demostrar a todos lo mucho que amamos al Señor. Pero Dios quiere que nuestro amor al Señor nos motive a hacer cualquier cosa que Él nos pida, no importa cuán insignificante o poco notorio pueda parecer.