Daniel






 (Dios es mi juez, juez de Dios).

Nombre de cuatro personas en el Antiguo Testamento. 

1. El «Daniel» mencionado en Ez 14.14, 20; 28.3, que quizás sea el Dan’el de los textos de ® Ugarit, donde la leyenda de Aqht habla de Dan’el, un rey justo. Que el Dan’el de Ezequiel es distinto al profeta se indica por: 
1) la grafía diferente que, en hebreo, tiene este nombre en Ezequiel (falta la yod o i); 
2) al Dan’el de Ezequiel se menciona en relación con Noé y Job, figuras de la remota antigüedad, mientras que el profeta Daniel era un joven contemporáneo de Ezequiel; 
3) Ezequiel habla de una tierra no israelita, y escoge a tres personas no israelitas como ejemplos de justicia proverbial. Esto explica por qué Daniel es el nombre del suegro de Enoc en Jubileos 4.20.


2. Hijo de David (1 Cr 3.1).


3. Sacerdote en tiempos de Nehemías (Esd 8.2; Neh 10.6).


4. Daniel (Dios es mi juez). El cuarto de los profetas mayores. Pertenecía a una familia noble de Judá (Dn.1:6) tal vez incluso de sangre real según el historiador Josefo. Otras obras mencionan que aparte de su Libro (Daniel en el A.T.) no existe nada que hable de su vida anterior a su exilio en Babilonia.

En el año 605 a. de C. fue llevado a Babilonia en la primera deportación, cuando aún era adolecente (Tercer año del reinado de Joacim). Fue educado en la Corte de Nabucodonosor con varios compañeros del exilio; instruido en la escritura y el idioma de los babilonicos y se le dio el nombre de Beltsasar. Después de 3 años de educación y de resistir el impacto cultural y la religión babilónica, este y sus compañeros aventajaban a todos los demás, por lo que recibiereon buenos puestos al servicio del rey.

Daniel se hizo famoso como intérprete de visiones (Dn.2-5). Su fama creció cuando, mediante sus propias visiones, profetizó el triunfo del reino mesiánico (Dn. 7-12). Era un hombre de fe extraordinaria y de mucha oración.

Se distinguió por su valor y su tenaz observancia de la Ley. Gozó de la protección especial de Jehová, tanto en la corte (Dn.1) como en el Foso de los Leones (Dn.6); donde fue arrogado por rehusar negar su fe.

Renombrado por su sagacidad y gran sabiduría, sirvió en el gobierno bajo Nabucodonosor y Belsasar y Darío el Medo.

Tuvo su última visión en el tercer año de Ciro (536 a. de C.) cuando ya tenía 80 años. Es digno de notar que a Daniel se le dio a conocer por medio de estas visiones los acontecimientos mundiales del futuro de la Humanidad.

Según una tradición rabinica, Daniel volvió a Jerusalén con los cautivos libertads por el decreto de Ciro.

Fuera del libro de Daniel, del cual es su autor, la única mención bíblica de él como profeta la hace Cristo (Mr.3:14; Mt.24:15).



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